BARBERÍA IMPERIAL
En la capital
boyacense es común que se hable de estilistas y peluqueros, pero en cuanto de
barberos y sobretodo de una barbería de casi 100 años.
Esta denominación con
la cual se designaba a la persona dedicada al particular oficio de acicalar el
cabello y arreglar la barba, fue reemplazada en un principio por peluquero y
con el tiempo sólo se habla de estilista, término que por demás ofende a los barberos.
A pesar de los cambios
y de la moda hay quienes se oponen a dejar el pasado y a olvidar las
tradiciones. La Barbería Imperial es un ejemplo de esa resistencia contra el
paso del tiempo y la embestida de la modernidad.
Su historia se remonta
a 1918 cuando don Jorge Algarra y su socio, un hombre de quien hoy no se tiene
mucha información, pero que se apellidaba Moreno, deciden darle vida a la que
hoy pude considerarse como la última barbería de su generación. En el 2018 cumplirá sus 100 años dicha barberia.
Por lo menos así lo
cree Gonzalo López quien recuerda que a ellos se les ocurrió montar el negocio
por la calle 19 cuando en la Plaza de Bolívar aún funcionaba el mercado local.
Luego de algún tiempo
Algarra y Moreno deciden disolver la sociedad aunque continuaron vinculados a
la misma actividad. Transcurría el año 1950 y Algarra ubicó su barbería
en la carrera décima hoy conocida como la calle de la pulmonía. Moreno,
mientras tanto, montó su negocio en un local diagonal al de su ex socio. La
competencia era fuerte, cuenta Gonzalo, sin embargo de las dos barberías sólo
sobrevive la Imperial.
CAMBIO DE DUEÑO
“El señor Algarra no
le dedicaba tiempo a la barbería, ya estaba muy viejo y trabajaba comprando
nóminas en la Alcaldía y otras cosas “, dice Gonzalo y asegura que el lugar
tendía a la extinción. Por esa razón en 1969 adquirió el negocio para tener su
propia fuente de ingresos.
El local contaba con
un caballo de madera para los niños, que aún sus clientes más antiguos
recuerdan, dos peinadores, dos sillas fabricadas en 1901, algunas barberas
antiguas y navajas para afeitar.
Martín Salinas y su
actual dueño son los dos hombres que ahora guardan con recelo los artilugios
del lugar. Con batas blancas, trajes de paño, zapatos brillantes y bigotes que
hacen alarde de sus dotes, reciben a diario entre 20 y 25 personas.
Martín dice que nadie
sabe manejar la barbera mejor que ellos, práctica que, aseguran, sólo se logra
con el tiempo y no tienen reparo en guardar distancia de los actuales
estilistas que emplean máquinas eléctricas.
Martín es
Chiquinquireño, va a cumplir seis años en la Barbería Imperial luego de haberse
alejado de su tierra natal. Dice que el silencio y la calma son difíciles de
encontrar en otro lugar por lo que los mejores años de su vida los ha pasado en
ese negocio.
LAS CHIVERAS, LOS CORTES Y LAS BARBERAS
Un amplio figurín de
estilos para el corte de cabello reposa en la pared. A su izquierda las
barberas de comienzos de siglo, peinadores de 1918 y cuchillas antiguas para
darle forma al bigote.
Delgadas tijeras para
el corte de cejas, patillas y vellos de orejas y nariz de los clientes más
exigentes permanecen en la barbería.
Son las 9 de la mañana
y Martín atiende al primer visitante del día, un cliente de más o menos sesenta
años que lee el periódico mientras es acicalado con una máquina antigua.
Al cabo de 20 minutos
el corte está casi listo, sólo falta darle unos retoques a la barba y para ello
toma la cuchilla, la afila con una lija y la pasa lentamente por su rostro. Al
final esparce un poco de alcohol sobre una piedra de alumbre con la que frota
el cuello y las orejas de su cliente para eliminar posibles infecciones o
alergias.
Por su trabajo recibe
seis mil igual que por cortar el cabello y hacer el candado.
LA CLIENTELA FIEL
Carlos Eduardo Vargas
Rubiano, el ex gobernador, era uno de los más antiguos pero murió hace poco,
así como han fallecido otros dos de los fieles concurrentes al lugar, uno de
ellos de apellido Fletcher, de Turmequé.
Francisco Pérez es un
tunjano radicado en Bogotá, que aprovecha un viaje a la capital de Boyacá para
pasar por la Barbería Imperial. No frecuenta otro lugar porque asegura no
quedar satisfecho.
Manuel Vargas, otro de
los clientes, comenta que no cambiará de servicio “porque la habilidad de don
Gonzalo y don Martín no se puede comparar con la de los nuevos estilistas”.
Martín seguirá
trabajando 'hasta que Dios le de vida'. Gonzalo dice que venderá la Barbería
sólo si a su nuevo comprador no le interesa el beneficio económico, como
tampoco le interesa a él y más bien se preocupa por preservar la barbería más
antigua, la Barbería Imperial.
Bibliografía
| Monocromo (MC) ISO: 12800 Diafragma: 5 Obturación:1/600 |
| Uno de los Emblemas de la BARBERÍA IMPERIAL
ISO:12800
Diafragma:9
Obturación:1/600
|
| Reliquia de la Barbería (Los Monos)
ISO:10000
Diafragma:2.3
Obturación:1/500
|
| Uno de los Emblemas de la BARBERÍA IMPERIAL
ISO:12800
Diafragma:9
Obturación:1/600
|
| Como un pintor, coloca la crema para no irritar la piel al cortar con la cuchilla
ISO:10000
Diafragma:2.3
Obturación:1/500 |
Proceso de echado de crema para no irritar la piel con las cuchillas
ISO:10000
Diafragma:6
Obturación:1/700
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ISO:12800
Diafragma:5
Obturación:1/500
|
| Los estantes de manera de alta calidad y antigüedad ISO:12800 Diafragma:4 Obturación:1/600 |
| La delicadeza del barbero y calidad de trabajo
ISO:12800
Diafragma: 2.3
Obturación:1/600
|
Corte de cabello
ISO:12800
Diafragma: 2.3
Obturación:1/600
|
Corte de cabello
ISO:12800
Diafragma: 4.3
Obturación:1/600
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ISO:12800
Diafragma: 5
Obturación:1/600
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ISO:12800
Diafragma: 8
Obturación:1/600
|
ISO:12800
Diafragma: 17
Obturación:1/600
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ISO:12800
Diafragma: 15
Obturación:1/600
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ISO:12800
Diafragma: 5
Obturación:1/600
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| Monocromo (MC)
ISO:12800
Diafragma: 15
Obturación:1/600
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| Monocromo (MC)
ISO:12800
Diafragma: 9
Obturación:1/600
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| Monocromo (MC)
ISO:12800
Diafragma: 8
Obturación:1/600
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